miércoles, 13 de enero de 2010

2039


Poco más de 4 años después de la fecha límite y todavía nadie puede vislumbrar el final definitivo en estas descorazonadoras mañanas. Aquél lejano febrero, se cumplió el tan esperado plazo. La Ley 2406 de octubre del 2014 (la "ley de los billetes mojados" como se la llegó a conocer), estipulaba que los bancos no podrían conceder nunca más, ni hipotecas ni préstamos. Su razón de ser desaparecería. La absurdez se apoderó de todos y desde entonces la gente solo pagaría aquellos contratos que ya tenían firmados.

La fecha límite para finiquitar todos los pagos se marcó el 14 de febrero del 2035. Los siguientes 10 días están marcados en rojo en los calendarios de la historia moderna: la Revolución de los cajeros. Los pocos bancos que todavía resistían, cerraron sus puertas, y millares de banqueros quedaron desperdigados por las calles. Se volvieron violentos, especialmente agresivos los de más alto rango. El resto del mundo vivió encerrado en sus casas y muertos de miedo durante aquellas negras horas. Las revueltas se sucedieron día y noche. Los banqueros, cargados de contratos, empezaron a saquear las casas de sus antiguos clientes; aquellas sobre las que apenas 10 días antes, todavía tenían la última palabra. La policía cargó contra ellos expulsándolos de las ciudades.

Con el tiempo tomaron por fin conciencia de su nueva situación y se organizaron en la periferia de las grandes urbes. En las salidas principales, empezaron a prosperar bandas de banqueros que asaltaban a cualquiera que intentara pasar. Robaban el dinero y a cambio te obligaban a cargar con viejas cacerolas de promoción. Una vez los ingenuos ciudadanos habían marchado, aquellas tropas bancarias se reunían y planeaban donde guardar el botín. Después lo prestaban de contrabando a cualquiera que estuviera dispuesto a pagar los altos intereses del mercado negro.

Por otro lado, la gente, de forma espontánea, aprendió a vivir sin dinero. Pero surgieron grupos disidentes de esta corriente dirigidos por los grandes capos mafiosos establecidos en las ciudades, y que eran motivados a través de subvenciones por los banqueros exiliados. La influencia de estas figuras, tan bien colocadas en los círculos de poder, hizo que la lucha interna en las ciudades se alargara y recrudeciera. La palabra de cada uno, que había cogido fuerza como moneda de cambio entre los ciudadanos, durante los largos meses del invierno del 37, empezó a perder importancia. Los "grupos políticos" reclutaron a pandilleros, pequeños aprendices de camorristas, los cuales, pasaban un período de entrenamiento en la salvaje periferia antes de entrar en acción. Estos individuos se colaban en las tiendas y mercados obligando a los ciudadanos a aceptar su dinero prestado y a utilizarlo.

En el verano del 38 llegó la gran depresión. Todo el mundo cayó deprimido y durante 40 días nadie salió de su casa. Las calles pertenecieron a las bandas hasta que estas se cansaron de no hacer nada. Buscaron acción en el único sitio donde veían movimiento: junto a los banqueros. El 3 de Octubre del 2038, "el domingo blanco", las bandas devolvieron a los banqueros todo el dinero que habían recaudado en los pequeños préstamos obligados y dejando a estos de nuevo como al principio. Al día siguiente, los camorristas se marcharon y se convirtieron en nativos pescadores en las Selvas de protección oficial que los gobiernos construyeron a principio de los años veinte.

Estamos en abril del 2039. La paz ha durado unos cuantos atardeceres. Pero una nueva amenaza se cierne sobre los ingenuos ciudadanos desde poco tiempo atrás. En las sombras, los banqueros se han ido haciendo con algunos locales y poco a poco, vuelven a insuflar dinero en las calles a cambio de la última droga de la sociedad: pequeñas porciones de felicidad.

Para Ana

2 comentarios:

Belén dijo...

Ojalá...

Besicos

Argan dijo...

Veremos a ver...

Besos Belén!!