miércoles, 16 de diciembre de 2009

...en el riñón.

Tengo la piedra de mi zapato en el riñón.
La niebla de las gafas en mis ojos.
Las arrugas de mis dedos en el corazón.

Tengo un salero vacío en la mesa de noche.
Una caja de cerillas apuntándome al norte.
Un dado en el sentido del juicio.

Tengo una liebre en vez de mi gata.
Un desprecio en las llamadas pérdidas.
Un vacío grandísimo en mis resacas.

Tengo una bañera rebosando en la retina.
Una mirada clavada en las rodillas.
Una canción martilleándome en la nuca.

Tengo ganas de ganar y todas las de perder.
Un susurro usando mi brújula.
Un mal ojo sentado a los pies de mi cama.

Tengo un relato que no tengo.
Un itinerario que me molesta.
Un año nuevo peor que el anterior.

Tengo un presentimiento que me duele.
Y no tengo las manos adecuadas.




lunes, 2 de noviembre de 2009

Diario de a bordo: Berlín

Continuando con la serie de diarios de a bordo, os traigo una de las últimas empresas que he llevado a cabo. El viaje a Berlín. Largamente deseado, al final conseguí reunir un grupo para acercarme a la capital alemana y os adelanto que no me decepcionó. Ni el grupo. Ni la ciudad. Toda una experiencia. Que lo disfrutéis.


Integrantes de izq a derecha: Auro, Mikel, Rake, Chan y yo.


Sábado 12 de Septiembre: La debacle del Weekend

Después de una extenuante preparación para nuestro viaje a Berlín, nos reunimos todos los integrantes del viaje en el aeropuerto de Barajas. Nos pasamos todo el vuelo dando la nota y al aterrizar Rake da su primer aviso de bomba: “Chicos, mi chaqueta… que la he perdido”. Falsa alarma. Ponemos pies en tierras alemanas. Para empezar, el cercanias esta de obras. Así que nada mas montarnos en el tren, nuestra cara de “no entiendo un carajo de alemán” nos delata como turistas y un señor con perfecto inglés nos aconseja para que no acabemos en Marina D’Or.

Intentamos que en el HOTEL CIRCUS nos admitieran la reserva que teníamos para el HOSTEL CIRCUS, pero son muy listos estos alemanes y nos dijeron que dejáramos de hacernos el longui. La hambruna nos hace delirar. Flipamos con nuestra habitación la novedad de una nueva ciudad nos puede y salimos a pasear. Nos comemos la primera salchicha del viaje en medio de un mercado e incluso empezamos a cogerle cariño a Angela Merkel. Tanto, que por 2 noches consecutivas, Rake y Auro mearon tras uno de sus carteles. La primera fue necesidad. La segunda muestra intencionalidad. Al llegar a “Alex” (Alexander Platz, pero nuestra integración es plena en la cultura berlinesa), vemos una gran carpa. “Esto puede estar guay” repetimos todos frente al “HIPPODROM” lugar sacrosanto, piedra rosseta de nuestro viaje. Ninguno conocía el significado de las palabras Oktober y Fest cuando se juntan bajo una carpa llena de alemanes. Tendríamos que volver.

Paseando hasta la Puerta de Brandemburgo, Aurora hace la llamada del millón (por lo que le va a costar) y asumimos cada uno nuestros cargos:

Auro: Relaciones internacionales
Rakel: Responsable de objetos perdidos
Chan: Fotógrafo
Mikel: Logística
Manu: Kaiser.

Frente al Reichtag, Rake hace su primer pino del viaje consiguiendo una tonalidad parduzca en sus pantalones blancos mientras yo, debido al frio, me disfrazo de Falete. Llegamos a Tacheles, la gran casa okupa reconvertida en centro cultural y que es el palacio de los grafiteros. Después fuimos a cenar a un sitio donde en Madrid nos habrían cobrado 5 euros por sentarnos y allí con 20, salimos rodando y hasta tuvimos vuelta.

El momentazo de la noche fue la busqueda de la famosa discoteca en un 12º piso desde la cual ibamos a poder ver el amanecer a través de cristaleras. En un principio conocimos a nuestra compañera sueca de habitación (la otra era Israelí, y Mikel sospechaba que pertenecía a los servicios secretos por algún tipo de vigilancia nocturna que le hizo). La susodicha Sueca entro en la habitación cual elefante en una cacharrería. Del tirón nos dijo que si ibamos a salir y al contestar que sí, nos empetó con su grupo. De repente nos vimos rodeados de alemanes, ingleses y australianos queriéndonos llevar de fiesta, diciendo que viva España y más pedos que Alfredo. La situación era que queríamos encontrar la discoteca y por ese camino lo único a lo que aspirabamos era a acabar borrachos con esta gente debajo de algún puente. Así que declinamos la oferta y nos fuimos a la aventura. Al llegar al centro, buscamos y buscamos, hasta que un muchacho nos indico que el sitio se llamaba Weekend, que sabía donde era y que nos acompañaba (en realidad, se nos estaba empetando para que los 4 gorilas que había en la casapuerta de un edificio normal de viviendas lo dejaran pasar). Después de pagar (lo más caro de Berlín con diferencia), entramos y la música hizo trizas nuestro ánimo. Chunda chunda en estado puro. Totá, que socializamos un poco, bebimos un par de cervezas y comprobé in situ la famosa tradición discotequera berlinesa en la que no se pueden hacer fotos con flash en sitios oscuros pero llenos de luces y fluorescentes porque “deslumbra a los clientes” (entre los cuales, parece que nosotros no estabamos). El camino a casa fue una liberación, más sabiendo que el metro abría toda la noche los fines de semana. Bienvenidos a Berlín.

Domingo 13 de Septiembre: El día del tour a pie

Nos habían hablado de maravilla de los tours “gratuitos” (después pagas “la voluntad”) que se dan en español y que parten de la puerta de Brandemburgo todos los días. Allí que fuimos. Nos toco una chica argentina llamada Eli que era puro amor. Nos habló de la historia de alemania, del comienzo y final de las dos guerras, del Berlín dividido y de muchisimas cosas. Paseamos por el monumento memorial a los judíos muertos de Europa (que no gays, ni gitanos, ni negros… esos se supone que van a tener el suyo), nos enseño partes del muro, el emplazamiento del bunker, plazas, iglesias, monumentos y todo rodeado de historias interesantisimas. Altamente recomendado. Nos cayó medio diluvio universal en medio minuto así que la comida fue algo pasada por agua.

Todo esto y mucho más dió de sí el Oktoberfest berlinés.

Después de la caminata de 6 horas… seguimos caminando. Nos montamos en el metro para llegar a Postdamer Platz y más tarde a la parte occidental y ver la iglesia de la memoria o como ellos la llaman “La muela” (buscar fotos). Tras muchas peticiones, nos sentamos a tomar unas cervezas (que otra cosa podíamos hacer??). La decisión se tomo al instante. Vamos al Oktoberfest. Ni que decir tiene que acabamos en la carpa, comiendo pollo asado, bebiendo descomunales jarras de cerveza, bailando todo lo bailable, siendo reprochados por hacer congas, alucinando con las camareras que nos invitaban a subir a las mesas a saltar y socializando con viejos, jóvenes y gentes de todas partes. Después de eso, acabamos en un bar que por alguna extraña razón se convirtió en discoteca, centro neuralgico de todos los españoles que visitaban Berlín esos días y donde nos deleitaron con lindezas como Elvis Crespo, King Africa y similares.

La llegada al hotel con la consiguiente paradita a mear tras Angela Merkel, nos llevó a otro de los momentos más surrealistas del viaje. En este caso, Raquel y Aurora, borrachas como cubas, firmando el libro de visitas del hostel a las 2 de la mañana mientras el chaval de recepción atendía flipado e intentaba contestar a sus extrañas preguntas. Después el numerito pasaría a la habitación y la supuesta desaparición de Mikel. Como dijo Chan (aunque con otras palabras)… era hora de dormir.

Lunes 14 de Septiembre: El día del tour en bici.

El día comenzó con un megadesayuno y un recorrido de 3 paradas de metro para el cuál invertimos 1 hora de nuestra vida. Que sí, que casi se me desencaja la mandibula de reirnos cada vez que bajamos en una estación que no era, o nos montabamos en un cercanías que resultaba ir en dirección contraria a la nuestra. Pero 1 hora… 3 paradas. El objetivo además, era realizar la visita al Pergamonmuseum. Mu grande, mu bonito. Pero no quiero más museos por el resto del viaje (siempre me pasa lo mismo). Después alquilamos unas bicis y a la aventura que nos fuimos por en medio de Tiergarten, uno de los parque más grandes de Berlín. Como un autentico pelotón nos jugamos la vida mientras grabamos videos encima de la bicicleta y cruzabamos calles cuál individuos autoctonos de la zona. Nos sentimos en una situación de superioridad al poder cruzar los semáforos en los 5 segundos que dura en verde para los peatones. Por eso en Berlín no hay cojos… ni viejos… ni ciegos… ni despistados. Selección natural aplicada a la organización del tráfico. Para que siempre llegues a tiempo a tu destino. Por la tarde estuvimos en Bergamstrasse, una calle llena de restaurantes y puestos donde encontramos un mercadillo donde vendían ropa al peso. Después del largo paseo, dejamos las bicis y subimos a la torre de TV pero como era ya de noche no se veía a tres en un burro. Eso sí, Rake y Auro no dejaron la oportunidad de tomarse una cervezita en tan pintoresco y alto lugar. Mikel hace referencia a la austera decoración socialista.

Viajecito suicida en bicicleta.

Al bajar, estaba tan cerca… que no pudimos resistirnos. Y de cabeza otra vez al Oktoberfest… a beber y beber cerveza, a comer salchichas con chocrout, a subirnos a la mesa otra vez y cantar y parecer todo lo alemanes que pudimos hasta que a las 10 de la noche cortaron la musica. Media hora después, seguiamos allí sentados con la mitad de la carpa, cuando un grito familiar en perfecto español empezó a resonar: “Alcohol… alcohol… hemos venioooo…”. Digamos que a los españoles tuvieron que echarnos. A todos. Y ni que decir que nos llevamos un par de jarras de regalo.

Después de hacer el canelo por todo Berlín imitando la semana santa, Harry Potter, Campeones y Bola de Dan, acabamos en el bar del Hostel manteniendo una conversación interesantísima de 2 horas sobre la eternidad de las relaciones. Para cuando acabamos ibamos tan borrachos que tumbarnos en los pasillos del hostel a hacernos fotos no parecía tan descabellado.

Martes 15 de Septiembre: El día del tour en taxi.

A la mañana siguiente comprobamos que la sueca se había ido y en su lugar teníamos un koreano que no se levantó de la cama (aún despierto) hasta que no nos despertamos nosotros para no hacer ruido y que al largarse ató su maleta al calefactor. Muy raro todo. Nuestra última mañana decidimos separarnos tras el desayuno. Rake y Auro se dieron una vuelta para ver el muro, parques y hacerse un book fotográfico por tiendas y casas pintadas que riete tú de World Press. Quedará para la posteridad la famosa conversación:

Rake: "¿Cogemos un tranvía?"
Auro: "¿Pero a donde?"
Rake: "Da igual… todos van al centro."
Auro: "Vale."

Ni que decir tiene que aquello no podía salir bien y por tanto se perdieron la visita a la fachada de la Sinagoga.

Chan, Mikel y yo fuimos a visitar una maqueta de miniaturas y trenes impresionante que hay en un centro comercial. Cual histericas en el anuncio del armario de Heineken, nos pusimos a echarle fotos a cada centímetro de la maqueta. y es que un aeropuerto en miniatura… no tiene desperdicio. Una vez recogidas las cosas del hostal, y alucinar con Rake que se iba dejando la maleta en medio de la calle con toda la tranquilidad del mundo, ponemos camino hacia la estación en la que nos habíamos bajado 4 días antes para venir del aeropuerto. Pero al llegar allí, parece ser que nadie conoce el tren, que de repente ya nadie habla inglés y que estamos jodidos. Así que decidimos montarnos en un par de taxis para llegar a tiempo al vuelo. El tour en taxi de 45 minutos… precioso. Vimos murales del muro, dos estatuas gigantescas en medio de un rio, un puente famoso según los panfletos, me dio tiempo a dormir y a Aurora a casi mearse en la tapicería. Pero llegamos… y media paga de navidad se quedó en pagar el trayecto. Para nuestra desgracia, nada más entrar en la terminal, nos enteramos que nuestro vuelo va retrasado 3 horas. Así que la rapidez de los taxis… no era necesaria… ni el gasto tampoco. Cara de gilipollas aumentando. 3 horas entre pamplinas varias y un vuelo de otras 2 horas y media hace un total de muchas horas con tonterías que contar. Pero seamos sinceros… este diario ya se ha alargado demasiado. Berlín fue un viaje alucinante. Y por mucho que siga escribiendo esto no le hará nunca justicia.

Me encanta que los planes salgan bien.

lunes, 26 de octubre de 2009

Los Perezosos han vuelto

Caballeros, caballeras, inconscientes todos...

Por segunda vez... la blogosfera se llena de perezosos dispuestos a no levantarse de sus butacas para leer y leer todo lo que acontezca en la nueva edición de los PEREZOSO GOLDEN BLOG organizados desde ese enorme rincón que es El Bufón Digital.

Y de nuevo, no puedo más que agradecir la invitación y como no, confirmar mi asistencia un año más. Pero como yo, cualquiera puede participar. Solo hay que visitar el foro oficial y leerse las bases. Un relato. Muchos lazos. A todos nos hace bien escribir.
¿A qué esperan?

jueves, 15 de octubre de 2009

Fieshta

Porque sería un sueño vivir una fiesta así...


miércoles, 9 de septiembre de 2009

10 negritos


Diez negritos aprenden idiomas.
Uno de ellos eligió Alemania y quedaron
Nueve.

Nueve negritos pasearon por la ciudad.
Uno de ellos se cansó y quedaron
Ocho.

Ocho negritos planearon mudarse.
Uno de ellos se atrevió y quedaron
Siete.

Siete negritos hablaban del hogar.
Uno se arrepintió y quedaron
Seis.

Seis negritos jugaron con fuego
Uno de ellos se quemó y quedaron
Cinco.

Cinco negritos estudiaron magisterio.
Uno de ellos se diplomó y quedaron
Cuatro.

Cuatro negritos fueron detenidos.
Uno no tenía visado y quedaron
Tres.

Tres negritos querían la misma beca.
Uno de ellos la ganó y quedaron
Dos.

Dos negritos vivían juntos.
Uno se rindió y quedó nada más que uno.

Un negrito se encontró con dinero.
Y se dió unas largas vacaciones…

¡Y en Madrid no quedaron negritos!


domingo, 2 de agosto de 2009

Paciencia


Veo un ceda el paso.

Estoy en la romántica hora de la medianoche, en una excesiva y lunática escena sobreactuada, mirando por la ventana de mi cuarto hacia una calle vacía. Pero he tenido un momento de verdad. Uno de realidad. Esa que me hace querer escribir. Que hace que me quiera conocer y no pasar de todo.

No me importa nada.

- Manu, ¿estás bien?.
- Si... supongo.

Lo he pensado muchas veces desde que una noche, un amigo lo gritó en palabras y yo me enojé casi por última vez.

No me importa mi trabajo. A veces me gusta. A veces no. Lo desprecio y lo estimo al 50%. ¿A quién gano siendo neutral? Que más da lo que como si no hay gramos de más ni de menos. ¿De que sirve ver el tenis cuando solo miramos la red?.

El lado positivo de las cosas tiene una sombra negativa a la cual nunca hago caso. Es la indiferencia. La desgana. El previsible e indeseado desprecio.
No por supuesto a la vida. Siempre que se le ven los dientes al lobo uno clama por su salud.
Ni al amor. Siempre que ella sonríe, me enamoro una vez más sin ser consciente de ello.
Y por supuesto no al desprecio por la amistad. Es mi fuente de la eterna juventud. Mi felicidad dependiente.

Me preocupa no tener nada más en mis entrañas. Algo más para mi. Ser tan poco avaricioso (¿o quizás es al contrario?).

Porque me da igual quien me muerda. Quien me tosa o quien me empuje. Me da igual el destino o el dinero. Me da igual el sol o la lluvia. Nada tiene valor ni importancia si los importantes siguen conmigo. Y eso me asusta. Por ser tan grande. Desmesurado. Por no tener límites de velocidad. Ni fronteras. Por ser un hipocondríaco despreocupado.

Desprecio las normas de una calle silenciosa. Porque en mi interior, no soy capaz de entenderlas.

Me pregunto cuanto durará la paciencia.

jueves, 4 de junio de 2009

Pescando ranas

Me paso la vida mirando hacia los acantilados para pescar ranas incautas. Y disfruto con lo que hago. Pero no tolero que alguna malgaste mi caña y se me ponga a charlar cuando necesito que tire hacia arriba.

Hay gente cuya propia naturaleza les induce a estar siempre en las paredes del barranco. Y creen que lo merecen, que esto es así y no hay más donde rascar. Y aunque los lleves a la pradera una y mil veces, son capaces de tirarse antes de que sople el vendaval.

Ando espeso y desentrenado. Buscándome la vida como me "recomiendan" en el curro. Incluso he soñado con etiquetar spaghettis. Pero nunca renunciaría a mi ración de optimismo. Es un año más que gano cada vez sonrío. Cada día debe tener su respiro, las horas que recuerdas, las que cuentas por las noches cuando te llaman por teléfono, las que te hacen crecer y no marchitar.

Hay ranas que han olvidado saltar. Y ya solo se dejan caer.



miércoles, 20 de mayo de 2009

Get a life

Buscate la vida. Precisamente una frase tan tonta en el momento menos adecuado me ha hecho recobrar el interés por asomarme a la bitácora.

Pero antes... gente buscandose la vida... y de que forma:







lunes, 6 de abril de 2009

Viva la vida


Tengo un concierto a la vista. Saltos con los que siempre soñé.
Tengo una visita en el horizonte. Un quiero poder, casi sin querer.
Tengo la felicidad de las noches de fiesta. Y amigos que se me escapan de las manos.
Tengo una denuncia por beber en las calles. E incontrolables ganas de beberme las calles.
Tengo una canción que dice lo que siento. Una canción que suena como imagino.
Tengo miradas para todos los ojos. Y solo ojos para su mirada.
Tengo que saber, el cuando buscar, será necesario. Un currículum con basura sin sacar.
Tengo una ciudad que echo de menos. Una cama que sirve de orilla.
Tengo la ingenuidad de la cerveza. La lengua de alas de colibrí.
Tengo un reloj roto. Tiempos que no paran de cambiar.
Tengo fotos en la retina y flashes en cada esquina. Y tres días para preparar un mural.
Tengo que hacer más fácil lo que al escribir parece tan difícil. Y sencilla la comunicación.
Tengo bailes, saltos y gritos. Y tantas horas antes de que lleguen las 3 de la mañana...
Tengo un lío en mi cama. Una estrategia cada dos semanas.
Tengo planes en las mangas. Y suicidas inconscientes que me siguen.
Tengo plena consciencia de lo que tengo. Y pleno desinterés por lo que no.

Por eso me gusta tanto el título de esta canción.


miércoles, 25 de febrero de 2009

Infectados: Dead Set


Un veraniego día, supongo que en aquel momento tendría un buen motivo que hoy no consigo recordar, fui al cine a ver 28 semanas después. Si digo que no suelo ver películas de miedo… porque me dan miedo… se puede medio explicar el porque no encuentre razones para explicar mi motivación para ir a ver la segunda parte de una saga de zombies. La primera escena me impactó tanto que quise salirme del cine. Por suerte aguanté, y durante las siguientes 2 horas no encontré nada peor que aquella carrera. Pero la sensación general al final de aquella prueba a mi corazón, fue que acababa de ver todo un peliculón. Y ese es el único buen recuerdo que tengo de aquella tarde de verano.

Cuando pienso en el día que leí sobre una serie, inglesa, de solo 2 horas de duración, sobre zombies, y de los creadores de aquella película… todavía no logro entender que me empujó a sentarme otra vez delante de un material potencialmente dañino para mi sistema nervioso. Al final, la decisión fue igual de acertada, la sensación igual de gratificante, los buenos recuerdos, igual de escasos.

Dead Set
trata sobre la televisión, la mala TV (irónicamente regalándonos una obra maestra para este formato), lo que se viene llamando telebasura y, más en concreto, de Gran hermano. De la cantidad de zombies televidentes que lo siguen, de los muchos despojos de alma que trabajan en él, y de los trozos de carne que participan. Que una invasión zombie se encuentre con este mundo y ponga a cada uno en su lugar es solo una magnífica metáfora para una pieza imprescindible dentro de la televisión. Otra más que otorgarle a los ingleses. 5 capítulos, apenas 20 minutos cada uno de ellos (excepto el primero que es doble), una producción casi cinematográfica. Y un argumento que atrae como la carne fresca a los “infectados”. Que me lo digan a mi… que soy un acojonao y aquí sigo... recomendándola.

lunes, 23 de febrero de 2009

Sin cabeza

Hace poco estuve en una excursión por la montaña y el guía, en mitad de la travesía, dijo que había acabado su jornada y se largaba para casa.
Hace poco estuve en un barco fletado por piratas donde un descontento segundo de abordo, decidió quemar el buque en mitad del océano.
Hace poco viví en un piso donde el casero venía por las noches para abrir la puerta a los ladrones.
Hace poco le cortaron la cabeza a la cucaracha en la que últimamente me paseaba por las mañanas… y sigue dando sus coletazos sin rumbo, pero poco le queda para echarse y descansar mientras se olvidan de ella.


Ha sido uno de esos días en los que no hace falta lavarte la cara nada más levantarse porque tendrás que frotarte los ojos más de una vez.
Mañana me queda encontrar otro camino de ida.
Tengo que nadar en mitad de una tormenta.
Empezar a buscar otro sitio donde descansar mi calma por las noches.
Y buscarme otra cucaracha.