sábado, 21 de junio de 2008

Diario de a bordo: Escocia (Parte 1)

Después de algún tiempo, rescato otro de mis diarios de viaje. Es algo largo, de ahí el motivo que lo publique en dos partes. Y de nuevo os lo muestro de forma original, tal como en su día se escribió. En esta ocasión pertenece a una excursión que realicé por las campiñas de Escocia durante mi año Erasmus en Manchester. La situación era la siguiente. En pleno abril del 2006, prácticamente todos los estudiantes habían aprovechado sus vacaciones de semana santa para retornar a sus hogares. ¿Todos? No. Un grupo de irreductibles erasmus resistía en la ciudad y se hacían fuertes en una de las residencias. Eramos tres y nos planteamos aquellos 10 días como un pequeño Gran Hermano. Durante aquellos días planeamos el viaje a Escocia para cuando la marabunta regresara. Aquello no surgió y hubo una excisión del grupo. Al final, yo escogí la vía de un tour programado de 3 días en minibus en vez de la opción de alquilar un coche. En mi sector, por tanto, se encuentran los protagonistas de esta historia: Rebeca, Txuspi, Juanca y un servidor.

(De izquierda a derecha: Juanca, Txuspi y Rebe.
Yo soy el de abajo)


La historia comienza el último día de Gran hermano en la residencia de Rebeca. Un fatídico lunes. Y al día siguiente nos íbamos. O eso creíamos nosotros.

"Diarios de Escocia"
La historia de la siesta,
un amor a primera vista

y muchas vacas.



Lunes 17 Abril: Nos vamos mañana

Después de hacer el chorra durante todo el día en la casa conocida durante los últimos días como Gran Hermano, llegó la hora de partir. Cada mochuelo a su olivo. A las 8 de la tarde del lunes el plan de ataque antes del viaje a Escocia al día siguiente era tal que así: Rebe se ducharía y prepararía la maleta. A mi me daría tiempo de llegar a mi casa con la sana intención de dormir esa noche como un tronco. El día siguiente lo pasaríamos juntos para que no se nos olvidase ninguna de las tareas pendientes: imprimir los billetes de autobús y las reservas del hostel, comprar comida para el camino de ida en bus y preparar algo para el día entero en Edimburgo, además de elegir música y demás chorradas antes de reunirnos por la noche con Juanca y Txuspi en la estación. Todo estaba planeado al dedillo… pero algo iba a salirse del plan.

Al salir de casa de Rebeca, en la misma puerta de la residencia me encuentro a Juanca con una maleta en la mano. Yo salía también con una maleta (al haber pasado algunos días en la casa de Gran Hermano), así que el encuentro para él pareció algo normal, pero no para mí. ¿Por qué llevaba aquella maleta mi amigo? ¿Por qué me estaba hablando de tomar unas cervezas mientras “esperaba”? ¿Por qué había comprado comida “para luego”?. Tras 5 minutos de charla sin sentido para mí, tuve que preguntar y la respuesta me devolvió a la realidad. “Tío, nos vamos dentro de 4 horas”. Rebeca y yo al comprar los billetes para el martes a la 1:00 de la mañana, habíamos perdido la noción del tiempo. Y estábamos convencidísimos que partíamos al día siguiente (martes), pero a la una de la madrugada de ese día (vamos, ya en miércoles).

Con apenas unas horas para preparar todo lo que habíamos dejado para el día siguiente, me entró el pánico. Tuve que volver, avisar a Rebeca (la cual no contribuyo mucho a calmarme) y después llegar a mi casa. Esto tampoco sería cosa de un minuto. Al subirme a un autobús, con tan solo 50 peniques (lo justo), el chofer me dice que no es suficiente. Lo miro con cara de extrañado y me comenta que es Bank holiday, y que vale 1 pound. Me bajo resignado del autobús tras rogar en balde y corro hasta mi casa. Al llegar me meto en la ducha pero es para nada porque salgo con la sensación de que sigo sudando. Preparo la maleta como buenamente puedo. Llamo a Fran para que me imprima los billetes y se los lleve a Rebeca hasta su casa. Todo fue tan rápido que apenas recuerdo más. Ni la cena, ni el camino de ida hasta la estación. Solo se que llegamos. Vivos. Y respirando a duras penas. Nuestro viaje a Escocia acababa de comenzar.

Nuestras penurias prosiguen en las siguientes 5 horas metidos en aquella pocilga llamada autobús por algunos desaprensivos. No contentos con eso, incómodos y sin poder conciliar el sueño, nuestra primera parada es en una estación de servicio junto a un abrevadero de caballos cuyo olor “pamisequea”. Rebeca inventó el kamasutra del bus, probando todas las posturas posibles para conciliar el sueño… pero con poco éxito. Poco sabíamos entonces que lo de dormir en autobuses, no sería un problema en adelante.


Martes 18 Abril: Villarriba, Villabajo (Edimburgo)

Llegamos a Edimburgo a las 7:30 de la mañana. La ciudad nos enamora con una sola calle. Aunque solo vemos currantes, ver Edimburgo a pleno sol y llena de actividad era todo un lujazo. Tras pasear hasta la oficina de turismo y tras perdernos por algunos callejones, llegamos al Hostel donde nos echan para atrás por ser demasiado temprano. Eso sí, nos guardan las maletas. La desconfianza comenzaba. Nos damos una vuelta y desayunamos en la típica cafetería donde puedes aprovechar para criticar a los transeúntes. No dejamos pasar la ocasión mientras Txuspi se convierte en un bebe con falta de calcio y se traga 2 litros de leche.

(Edimburgo: bullicio a las 7 a.m.)

Llegamos hasta la puerta del castillo de Edimburgo (entrar entrar… pues como que no), y después nos paseamos por las calles de Old Town mientras Txuspi insiste en ver una iglesia escocesa lo que nos da pie a rendir homenaje a Jorge Sepúlveda cambiando ésta, por su casa portuguesa (es con certeza). El checking del hostel nos depara la primera siesta del día. Las habitaciones eran para verlas. La cámara ni siquiera nos dejó echar fotos. Disparidad de opiniones en realidad.

Al salir nos escalamos la montañita que preside Edimburgo (bolsa de doritos incluida) sin ningún tipo de queja por parte de ninguno. Y a la bajada tenemos un momento orgásmico reposando en un césped (el cuál solo disfrutamos los hombres). Comimos en un típico y amigable establecimiento escocés. Pero comimos hamburguesas. Después, la segunda siesta del día hace que el grupo se separe. Txuspi y Juanca se van a ver un puente famoso. Rebe y yo… dormimos cual marmotas. A la tarde visitamos el resto de la ciudad. Vimos un parque de alquiler. Subimos a una colina chulísima y nos sentamos a charlar mientras veíamos anochecer. Lo que se dice una tarde la mar de agradable.

(Al fondo la montaña escalada.
Abajo, el prometido descanso del guerrero)

La resaca del bus hace que tenga que acostarme por tercera vez ese día. Cenamos noodles (sin comentarios). Mientras yo duermo, el resto juegan al “burro” con unos americanos. Conocemos la fauna del Brodies (el hostal). Txuspi y Juanca se fueron de copichuelas a 3 pounds mientras Rebe y yo no podemos dormir (en parte por las luces, en parte porque es imposible dormir tanto). Montamos una toalla-cortina para paliar tanta iluminación, pero entre eso y el cachondeo, solo conseguimos entablar conversación con unas vecinas mañas en la litera de al lado. Aquí se produce la primera tentativa seria de ligue de Txuspi (como véis, volvieron pronto).

El resto de la noche es inenarrable. Solo con mencionar un tío meando en medio de la habitación donde dormía Txuspi, una tía en tanga echándole la bronca, y los dueños del hostel fregando y montando un escándalo puede haceros una idea de la magnitud del acontecimiento. Lo que se dice… buenas noches.


Miércoles 19 Abril: De siesta en siesta

El día comienza con el relato estremecedor de la noche anterior en el cuarto de nuestro amigo. Después de duchas varias y mixtas, desayunar y un paseo, llegamos al sitio desde donde parte nuestro tour. Conocemos a nuestros compañeros-inserso-guiris bigotudas. Carolina es nuestra guía-chofer-dj-showman-imitadora y plurilingüe. Durante el trayecto nos da conferencias con su micro estilo Chayanne sobre William Wallace, Rob Roy y nos cuenta historias absurdas de elefantes en calcetines mientras ameniza el viaje con los últimos hits del panorama indie-gaélico-nacional. Entre medias, echamos unas cabezaditas.

Componentes del Tour

- Guía: Caroline, la burraca.
- 4 integrantes from Spain, Spain.
- 3 integrantes del grupo de los empollones.
- 2 grrrriegas.
- 2 australianas socializando.
- 2 güiris americanas bigotudas.

La primera parada es Callender. Probamos los “danas” (donuts para el resto de los mortales). Completamos el chiste de la iglesia inglesa = “inglesia” (festival del humor). De vuelta al autobús, caemos dormidos otra vez. Llegamos a Glencoe, con sus inmensas montañas y sus grandes lagos. El paisaje es impresionante. Conocemos a las 3 hermanas (vamos, tres montañas, pero que según Caroline, son lo más bonito de Escocia, y parte de razón lleva).

Nuestra siguiente parada es Fort William. Allí nos graban para un reportaje de la televisión local. Después buscamos algún sitio con sol para comer. El pueblo, como todos en los que hemos ido parando, es tan solo una calle. Txuspi compra unas pilas para su cámara y aprovecha para realizarle un “robado” a la dependienta. Después, la vichisuá de Rebeca nos da la tarde y casi acaba en el cogote de una de las guiris. Tercera, cuarta… perdí la cuenta del número de siestas.

Llegamos a Eliean Donan. Rebe y yo entramos al fabuloso castillo (donde nos dicen, se rodó Los Inmortales). Vimos las habitaciones, sacamos fotos, nos paseamos por la cocina adornada con todo lujo de detalles (sangre del pavo incluido) y llegamos tarde al autobús. Caroline se despuntó como un perfecto gaélico y el sonido de “bridge” en escocés nos persigue 80 o 90 veces durante el resto del trayecto.

(Nuestro "programado" camino por Escocia)

Por la tarde entramos en la isla de Skye = “puto desierto”. El hostal se puede definir como “la caña”, aunque la marcha del pueblo (Portree) deja mucho que desear. La cena es la especialidad de la casa: pasta con tomate. Rebe y yo, con un notable aunque justificado insomnio nos quedamos hasta las 2 de la mañana en el salón del hostal viendo llover por unos grandes ventanales. Al volver a la habitación que compartíamos los 4, Juanca, en un gesto considerado y que le honra, deja de roncar durante el rato justo para que conciliemos el sueño. Su cama, el doble de lo normal, preside la noche…

(continuará...)

6 comentarios:

Silvia_D dijo...

Toda una aventura , que envidia me das.
Hermosos paisajes, una maravilla!!

Besos de domingo^^

carmncitta dijo...

me guardo el post, que yo quiero ir a Escocia, lalalalala

Belén dijo...

Que guapo!!!

Escocia, Edimburgo (en ambos he estado ais que tiempos mas bellos!) y sobre todo...TU!

Besicos

fulanita dijo...

ohhh!!
uno de mis tantos viajes pendientes... ;)

Anónimo dijo...

Menuda odisea, yo lo que tengo en mente es visitar Irlanda, Escocia ya se vería.

bessos

Melanie dijo...

qué divertido todo lo que contás que hicieron. Me encataría hacer un viaje a Escocia! Y a toda esa zona en realidad. Muy bueno cuand escalaron la montañita que preside Edimburgo con los doritos en mano, placer total! Bueno, y lo que pasó con el hostel de que llegaron temprano y no entraron a veces pasa, es que los hostels quieren respetar mucho a la gente que de está alojando ahí y entonces no los sacan hasta que estén listos. Pero eso conviene porque después tienen el mismo trato con uno. Cuando yo me quedé en el burrito hostel también me respetaron mucho con los tiempos, nunca me sentí apurada por suerte.
Yo la pasé genial y veo que ustedes también!
Saludos
Mel