miércoles, 20 de febrero de 2008

Vida de Maite (Parte I)

Bueno, por primera vez (aunque espero que no única), tengo un invitado a publicar en mi blog (yo se lo propuse... él aceptó, no hay más). Se trata de Miguel Pérez, Miguel "Rubio" para los amigos, Miguelón para mí. Publicó un relato en su blog personal (otro más a sumar a la lista de cargos de conciencia), que me encantó, una mezcla de Woody Allen y Groucho Marx (de hecho, reconoce haberlo escrito en mitad de una vorágine lectora de estos dos genios, justo en período de examenes... Miguelón, ya sabes que yo esas cosas... las comparto, las apoyo y las fomento). Se trata de una pequeña biografía, escrita con el poco sentido pero la inmensa locura que proporciona encontrarse en esos días fértiles del año (creativamente hablando por supuesto).

Debido a su extensión, he decidido publicarlo en dos partes. Esta noche pondré la segunda. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.

Maite Vázquez

Vida sin par de una violinista impar

Tesis para la Facultad de Ingeniería Naval de la Universidad de El Sahara

Ali Hussein Ruíz-Tranchehnsky

Tras largos años de espera ha sido publicada la biografía de la afamada violinista Maite Vázquez (también conocida como la niña Maite, Maite mata-modernitos o como Agustina de Aragón II), en la que no solo se relata de una forma muy concisa la ya conocida ascensión como artista y posterior éxito mundial, sino también los detalles personales de una vida inigualable, oculta hasta ahora al gran público. Con motivo de este lanzamiento literario y coincidiendo con el XIV aniversario de la compra de un bolígrafo verde por parte de la Gran Artista, es por lo cual que se elige este personaje para la realización de la presente tesis. Todo un referente de la cultura, la música y del arte de doblado de calcetines analizada desde el ámbito académico como nunca antes.

Este pretende ser un trabajo exhaustivo sobre la base de las notas previas de la propia biografía, intentando ahondar en los detalles que formaron su personalidad y la llevaron al final que conmocionó al mundo entero, incluyendo Liechtenstein, que suele ser un país de lunes a jueves.

Los primeros años de la vida de Maite son de sobra conocidos e incluso estudiados por los alumnos de los primeros años de infantil y preescolar, por lo que en este estudio serán omitidos y viajaremos directamente al momento en que empezó a crecer en ella el germen de lo que acabó siendo. Si bien su estancia en los Estados Unidos, Ginebra o sus primeros viajes a París fueron algo importante en el desarrollo de los acontecimientos, no fue hasta los años 2007 y 2008 cuando empiezan a aparecer los rasgos de la que sería la vida más veces llevada al cine. Fue al final de la primera década del siglo XXI y en la ciudad de Granada donde empezó la historia.

Granada: Juventud. Despertar de una pasión.

Fue en el año 2008, residiendo en la ciudad de Granada, donde apareció el violín en la vida de Maite. Lo que en un principio pretendía que fuera un mero instrumento con el que distraerse o tal vez un objeto decorativo para colgar, fue el catalizador de una serie de pasiones desconocidas para ella. Fue precisamente en Granada donde conoció a su maestro de violín y donde comprobó aquella facilidad que tenia para arrancar notas al instrumento, incluso cuando este carecía de cuerdas. Un don que le había sido desconocido hasta entonces pero que se hizo presente en el momento justo, o tal vez con cinco minutos de retraso según el reloj de la Puerta del Sol.

La vida interior de Maite era un torbellino en aquellos tiempos. Sin saber cuál sería su destino amoroso ni como cocinar una empanada de carne, su corazón sentía un vacio que ella no había aprendido aun a llenar. Una serie de tormentosas relaciones y los altibajos que había sufrido en los estudios la hacían sentirse pérdida pero solo fue cuestión de tiempo canalizar el caos de emociones que tenía en su interior hacia algo que la haría sentirse llena para siempre. Primero fue realizar con éxito la receta de la ya citada empanada de carne, que la hizo sentir llena durante horas y que logró empachar en muchas ocasiones a cada una de las personas que eran invitadas a degustar este manjar. Luego llegó el profesor de violín.

Su maestro era una persona oscura, encerrado en su propio mundo a causa de las decepciones amorosas. Sufría por un pasado tormentoso de relaciones con camareras cojas del Orient Express, chicas de compañía de Montmartre y mascotas jugadoras de cartas que siempre le hacían trampas. La aparición de Maite fue un bálsamo, una cura que él supo agradecer y le devolvió tal favor volcándose en la tarea de sacar de ella el don que contenía desde su más tierna infancia, infancia que había terminado el mismo día que conoció a Charly (quien acabo siendo posteriormente el excéntrico presidente de Turquía, conservando durante su mandato el nombre de “Charly el Camarero”). Sus enseñanzas no eran solo sobre cómo sacar notas de aquel conjunto de cuerdas y de madera, eran sobre la vida y como transformar cada una de las vivencias en melodías. Fue en ese momento cuando Maite comprendió que ese sería el motor de su destino. A cada vivencia, un concierto, a cada emoción mil sinfonías, a cada vaso un posavasos.

Su vida cobró sentido. Ella encontró un objetivo y un lugar en el mundo. Es en este momento cuando empieza un huracán de conciertos para violín, viajes y relaciones que la enriquecían cada vez más y hacían crecer su mundo interior, lo cual la llevaba a un círculo vicioso de triunfos, experiencias y relojes con jet-lag.

En los primeros tiempos en Granada destacan dos conciertos para violín, cada uno inspirado en un hombre diferente. El primero, “Concierto para violín y cucharillas de té en mi menor”, que fue inspirado en su maestro, y “Concierto para violín nº 2, escalera izquierda, 6ºA”, que se basó en su relación con un mimo del Circo del Sol que era incapaz de decir la palabra boniato y hace evocar al que la escucha los grandes campos de maíz de Alaska.

Aunque se trata de unas obras jóvenes, faltas de la fuerza que posteriormente iría adquiriendo nuestra querida artista, se nota ya en ellas ciertos matices y detalles que serían constantes en ella, tales como empezar cada una de sus composiciones con un rugido de león y terminarlas al grito de “¿Alguien me puede llevar a casa ahora?”.

El siguiente destino de la inmortal violinista fue París, la Ciudad de la Luz, aunque tuviera fundida la luz del salón del piso en el cual se alojó. Esta estancia dio pie al inicio de una nueva fase en su vida y por lo tanto un cambio radical en su modo de componer, lo cual es conocido en nuestros días como la “época del columpio”, aunque no haya ninguna relación entre el nombre de este periodo y su vida o su obra.

2 comentarios:

Marina dijo...

Este hermano mio se tiene que aburrir demasiado mientras estudia para los examenes...y lo cierto es que ademas de woody allen y groucho...los nombres de las sinfonias tienen un aire a les luthiers...en fin LO QUE HAY QUE AGUANTAR! jeje pero me gustó :-)

Argan dijo...

Ey menuda sorpresa! Como tu por aqui!! Pues te doy toda la razón, no había caido en la cuenta pero es verdad que Les luthiers encaja mucho mejor con todo!! Respecto a tu hermano... no me preocuparía yo por su aburrimiento... no creo que tenga demasiado.

Un beso!