Siempre he querido ser Hitchcock

Siempre he querido ser Hitchcock. Pero no el que es tan pedante que quiere ser Hitchcock.
No sé si se me entiende. No quiero ser el inseguro que pregunta cada dos frases.

Así que me quedo con ser un cámara. El que pone las luces.
El que dice las pamplinas para probar
el micrófono en los conciertos.
El que toca la guitarra pero no lo llama nadie.
Así que sigue tocando.

Yo quería ser gigante, superdotado y guapetón.
Pero te das cuenta que no puedes ser lo que no está en tu mano moldear.
Así que me propuse ser alfarero.

Quería ser cantante. Chirigotero y mujeriego.
Crítico y honesto. Aunque no se lleven bien.
Quise no pelear y me hice boxeador.
Así que ahora bailo en el ring.

Quise ser solitario. Y tener pocos amigos que cuidar.
Pero nunca quise ser avaricioso.
Y ahora los amigos me desbordan.
Y me comen la vida haciéndome feliz.

Siempre quise ser el cocinero. El barman. El camarero.
Al menos conseguí agenciarme las pinzas de la barbacoa.
Y conseguí aprender a cocinar. Y a servir copas.
¿Para que coño quiero los títulos ahora?

Nunca quise ser ingeniero.
Pero tengo papeles que me lo repiten.
No quise aprender idiomas pero tengo deudas que me recuerdan que los entiendo.
Así que pretendo ejercer y hablar. Así estaremos en paz.
¿Quién sabe lo que me traerán?

Quise ser Magallanes. Llevar mi barco hasta algún puerto.
Y siempre he querido nadar y jugar a la pelota.
Y todo lo hago. Pero siempre me quedo a medias.
Así que sigo queriendo ser Magallanes.
Y viajar, y nadar, y correr.

A veces me da el punto y no quiero ser Manuel.
Y entonces soy Argan.
Pero el caso es que no puedo elegir entre uno y otro.
Y yo soy lo único que sé ser.

A pesar de la viñeta y todo lo escrito...
... yo siempre quise ser Superman...
... y no me gusta el chocolate.