lunes, 18 de junio de 2007

Revolución


Te levantas una mañana y al abrir los ojos, el aire es de otro color. Las paredes se respiran de otra forma y de repente olvidamos lo que sabíamos ayer. Empezamos a pensar claramente, de forma distinta. Todo crece y avanza a nuestro alrededor y mirar atrás no es una opción. Es un delito. Escuchamos gritos en la calle. Al asomarnos vemos una masa de gente que se mueve en una única dirección. Rápidamente bajamos a la calle y nos mezclamos entre rostros conocidos. Son amigos, familiares, desconocidos con los que congeniamos. Los gritos dejan de serlo para convertirse en cantos. Y todos queremos gritar más fuerte… para que alguien nos escuche. Que no pensamos igual que ayer. Que no actuamos igual que ayer. Que no somos los mismos de ayer. Algo ha cambiado en nosotros. Y algo está a punto de cambiar en el mundo. Aunque sea en la puerta de nuestra casa. Seguimos andando… seguimos cantando… tenemos motivos… y ahora los vemos claros y de otro color ante nuestros ojos...



Pienso que todo el mundo ha vivido esta experiencia… o debería. Cada generación tuvo su revolución. Con aires de rebeldía, con grandes manifestaciones o alzando las manos.
Siempre implica un punto… una idea… un día… después del cuál, todo será diferente. Guerras, conciertos, avances tecnológicos, leyes, tendencias. Y supongo que no hay que irse tan lejos. Que un viaje puede cambiarnos. Que una mala o buena experiencia lo es todo. Que hay un lugar y un momento en nuestra vida… donde ser revolucionarios (que no contestatarios)… es una necesidad para seguir adelante.

Quizá tengamos dos vidas. La primera que comenzamos con un llanto. Y la segunda… la calma tras la revolución. Y en medio… los momentos que nunca olvidaremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿VELLOS DE PÚNNN???