miércoles, 25 de febrero de 2009

Infectados: Dead Set


Un veraniego día, supongo que en aquel momento tendría un buen motivo que hoy no consigo recordar, fui al cine a ver 28 semanas después. Si digo que no suelo ver películas de miedo… porque me dan miedo… se puede medio explicar el porque no encuentre razones para explicar mi motivación para ir a ver la segunda parte de una saga de zombies. La primera escena me impactó tanto que quise salirme del cine. Por suerte aguanté, y durante las siguientes 2 horas no encontré nada peor que aquella carrera. Pero la sensación general al final de aquella prueba a mi corazón, fue que acababa de ver todo un peliculón. Y ese es el único buen recuerdo que tengo de aquella tarde de verano.

Cuando pienso en el día que leí sobre una serie, inglesa, de solo 2 horas de duración, sobre zombies, y de los creadores de aquella película… todavía no logro entender que me empujó a sentarme otra vez delante de un material potencialmente dañino para mi sistema nervioso. Al final, la decisión fue igual de acertada, la sensación igual de gratificante, los buenos recuerdos, igual de escasos.

Dead Set
trata sobre la televisión, la mala TV (irónicamente regalándonos una obra maestra para este formato), lo que se viene llamando telebasura y, más en concreto, de Gran hermano. De la cantidad de zombies televidentes que lo siguen, de los muchos despojos de alma que trabajan en él, y de los trozos de carne que participan. Que una invasión zombie se encuentre con este mundo y ponga a cada uno en su lugar es solo una magnífica metáfora para una pieza imprescindible dentro de la televisión. Otra más que otorgarle a los ingleses. 5 capítulos, apenas 20 minutos cada uno de ellos (excepto el primero que es doble), una producción casi cinematográfica. Y un argumento que atrae como la carne fresca a los “infectados”. Que me lo digan a mi… que soy un acojonao y aquí sigo... recomendándola.

lunes, 23 de febrero de 2009

Sin cabeza

Hace poco estuve en una excursión por la montaña y el guía, en mitad de la travesía, dijo que había acabado su jornada y se largaba para casa.
Hace poco estuve en un barco fletado por piratas donde un descontento segundo de abordo, decidió quemar el buque en mitad del océano.
Hace poco viví en un piso donde el casero venía por las noches para abrir la puerta a los ladrones.
Hace poco le cortaron la cabeza a la cucaracha en la que últimamente me paseaba por las mañanas… y sigue dando sus coletazos sin rumbo, pero poco le queda para echarse y descansar mientras se olvidan de ella.


Ha sido uno de esos días en los que no hace falta lavarte la cara nada más levantarse porque tendrás que frotarte los ojos más de una vez.
Mañana me queda encontrar otro camino de ida.
Tengo que nadar en mitad de una tormenta.
Empezar a buscar otro sitio donde descansar mi calma por las noches.
Y buscarme otra cucaracha.