Hace ya algunos años, mis ojos de chaval miraban con expectación los magníficos anuncios que promocionaban los contenidos de Canal +. A pesar de saber que no llegaría a verlos nunca. Cosas de los canales de pago y las familias sin dinero. Una tarde, aquella fantástica voz empezó a hablar del proceso de transformación que se había llevado a cabo con un clásico del cine y que por fin podría disfrutarse como se había concebido en un principio. Y por supuesto en exclusiva. Durante días, aquel anuncio cogió mi atención y se la guardó junto a la imagen de un cartero en bicicleta, promesas de color y un nombre en francés: “Jour de Fete”.
No supe nada más hasta muchos años después mientras leía el periódico un domingo de invierno. En esa sección donde las películas no son obras sino carne de cañón, vi reflejado de nuevo el mismo título junto a la estrambótica figura del cartero y su bicicleta (o las partes que quedaban de ella). Desde el evento destacado del día me enteré que comenzaba esa misma madrugada y con esa misma película, un ciclo dedicado a la figura de su director. Y así fue como conocí a Jacques Tati.
Esa noche junto a mi hermana, disfruté de una de las experiencias que con más cariño recuerdo. El visionado por primera vez, no ya de esta película en cuestión, sino del universo de Tati, cumplió todo lo que aquel anuncio prometía y yo no lograba recordar. Durante el siguiente mes, mi hermana y yo no faltamos a la cita, y cada domingo de madrugada, nos sentamos a ver de nuevo con que nos sorprendía aquel personaje de gabardina, o el cartero, o el dueño del bar. A pesar de tener que madrugar al día siguiente, pero merecía la pena. Porque ya sea en la primeriza “Jour de Fete”, ya sea en la irrupción del mito en "Las vacaciones de Mr Hulot", o en la oscarizada "Mi tío", o en la inclasificable pero desternillante "Playtime"; en todas encontraremos carcajadas puras, sinceras, inevitables.
Jacques Tati fue un director francés que siguió la estela de grandes genios del cine mudo como Charles Chaplin y Búster Keaton. Es el hombre que rodó 6 películas arruinándose en cada una de ellas. El de los decorados megalómanos. Su mayor creación fue Mr Hulot (personaje que lo acompañaría desde su segunda película hasta el final de su carrera). Tati no solo divertía y sorprendía. Su mensaje iba más allá (el feroz ataque que se hace a la modernidad, la masificación de las ciudades, la pérdida del contacto humano cuyos máximos exponentes son Mi tío y Playtime). Pero a mi no me gusta ser biógrafo de nadie. Creo que el trabajo de investigación sobre nuestros gustos y aficiones es uno de los placeres que no debemos dejar pasar. Así que ya tienen por donde empezar si es que la idea les seduce.
Las películas de Tati son divertidas e inexplicables. Son la contemplación de la vida en estado puro. Son un prodigio de puesta en escena, de planificación, de meticulosidad. Acompañadas de bandas sonoras alegres e inolvidables, las escenas se van sucediendo con los pocos diálogos que un espectador que pasea por un mercado, o por una playa pueda alcanzar a oír. Y los gags son aún más efectivos si cabe de esta manera. Son películas para amantes del cine. No del entretenimiento palomitero, ni de los dramas existenciales del cine independiente. No el de las grandes historias (en muchas ocasiones copiadas de grandes libros.) Amantes del arte de hacer cine. El cine que visualizan los buenos directores.
No os engañéis, porque no son películas para todos los públicos. No es fácil su visionado. Alguna de ellas dura dos horas. Dos horas en las que si nos empeñamos, veremos que no pasa nada, no hay trama, no hay conflicto, ni nudo ni desenlace, ni las pajas que les gustan a los críticos. Por eso es mucho más probable que le guste a un curioso niño que a un inquieto adolescente.
Para mi, Tati está asociado a aquellas noches de domingo. A aquel mes que pasé junto a él. Aguantando la carcajada, sin despegar la mirada del televisor mientras mi padre nos echaba una bronca por armar escándalo a las 3 de la mañana. Es un recuerdo tan poderoso el que crearon, una sensación tan feliz... que siempre la llevaré conmigo.
Y ese es un motivo importante para estar aquí.
5 comentarios:
Me recuerda al personaje de el Mundo de las Ilusiones de Auster, solo que ese era ficticio y este es real
bessos
Buen post, me ha encantado leer sobre Tati :)
Besitos y que todo siga bien :)
Te dejo besos, niño y espero que todo te vaya bien :)
Se nota tu cariño por tati y todos sus personajes. Compartimos icono! Buen post!
...Él es la demostración de que lo imprevisto siempre puede sobrevenir y perturbar el orden de los imbéciles, transformando un neumático en una corona funeraria y un entierro en una placentera excursión. André Bazin: ¿Qué es el cine?
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