viernes, 27 de julio de 2007

23 pinceladas

Me fui a Barcelona al Summercase con Julia y Ana. A la vuelta estuve 3 o 4 días en el Puerto y luego tiré hasta Madrid con mi familia a una boda. Muy resumidos, esos son mis 15 días de vacaciones este verano. Ahora me queda por delante un proyecto fin de carrera que terminar. Pero no puedo dejar de recordar, que me lo he pasado genial. Y ya que me acusan de ser un maniático de las listas... aquí van unos pocos, 23 momentos de estos días.

1. Escuchar una canción especial (This Love), en el momento justo de aterrizar en Barcelona, un par de horas antes de volver a reencontrarme con mi amiga Cova.
2. Comernos el mejor Kebab del mundo en el barrio del Raval.
3. La cara de desesperación de Julia al enterarse la noche antes, de la cancelación del concierto de Mika.
4. Caminar tranquilamente por Barcelona y encontrarnos en pleno rodaje con el señor Woody Allen.
5. El concierto de ARCADE FIRE... Con mayúsculas!
6. Charlar con Cova sentados en medio de la multitud mientras tocaban Scissors Sister.
7. Caminar media ciudad al salir del SummerCase, buscando taxis, rogando por un metro o intentando que nos dejaran entrar en el tranvía. Todo con una lesionada y muertos de frío. Vamos, lo que se dice una anécdota para los nietos.
8. Intentar desayunar un Colacao con tostadas en el barrio de Hospitalet y darnos de frente con la cruda realidad: "¿Colacao?, solo tenemos Cacaolat".
9. Ver el concierto de Chemical Brothers desde las gradas. Indescriptible.
10. El salón de nuestra casa que montamos en el aeropuerto: tv, bocadillo, zapatos fuera.
11. El intento de Ana de matarnos por asfixia en el avión. Se bañó en perfume en las tiendas del aeropuerto.
12. El taxista suicida de Sevilla que nos llevó a casa de Jorge. 160 y 100. Dos velocidades standards para las curvas y el centro de la ciudad, respectivamente.
13. Salir un martes corriente a dar una vuelta por El Puerto, y minutos después estar viendo a mi amigo Valle de la mano de una mexicana. Y lo que vino después.
14. Ver 28 semanas después. Acojonante. Traumático.
15. Organizar una cena en casa de Valle y que de 6 que íbamos, solo 3 pusieran comida. Solidaridad, risas y hambruna.
16. Volver al cine de verano después de un año y probar de nuevo el bocadillo de tortilla.
17. El viaje en coche con mi familia hasta Madrid, en el que tardamos 2 horas para recorrer un kilómetro. A nuestro ritmo.
18. El día que más he comido en mi vida. Desayuno "buffé libre", comida familiar con algún tipo de enfermo bulímico pidiendo para todos, cocktel de la boda 3 horas escasas después de la comilona de por la tarde... y por último la cena. No queríamos cubatas... matábamos por una botellita de agua!


19. Tumbarme en la cama del hotel el domingo, después de una ducha, y descansar.
20. La accidentada comida en The Wok, con mi prima, mi hermana y Chan. Ana pidiendo platos que no le gustan pero luego si, pidiendo platos de más que luego fueron para Chan, éste contando anécdotas de su adaptación a la vida madrileña...
21. Encontrarnos con mi amigo Jorge (si si, el mismo de Sevilla), en la fnac de Callao, y poco después estar merendando con Juan y Juanjo. 6 portuenses en Madrid... casualidades de la vida.
22. Conocer un poco la vida y obra de los últimos días de Van Gogh en el museo Thyssen. Si solo fuera que se había cortado la oreja... lo que hacen las pinturas.
23. Un viaje de vuelta movidito. Tirados durante más de una hora en medio de la serranía de Jaén a 35ºC esperando que repararan el autobús. Una vez dentro soportando la peste del tío de delante y sufrir durante más de 45 minutos sin el aire mientras atravesábamos Sevilla. Los chistes, las caras y canciones con Ana. Y casi tener un accidente a unos 150 metros de nuestra parada.


Estoy tan cansado...
¿Alguién se viene a la playa?

"La vida de turista es muy dura"
(Juanca)

martes, 17 de julio de 2007

Leer mata





"El libro de los conejitos suicidas" de Andy Riley. No digo más.

sábado, 7 de julio de 2007

Paquito

Hace días que nos acecha. Mi casa vive ahora bajo la extorsión del miedo. Y nadie parece capaz de conseguir que esta situación cese.

El primer ataque se produjo hace dos noches. Yo estaba en mi cuarto, serían las dos de la mañana, más o menos, y el resto de la familia dormía. Es el mejor momento del día: la ventana abierta, una pequeña brisa y un capítulo de alguna serie. De repente, algo chocó con mi corcho y acabó detrás del monitor del ordenador. Con tranquilidad, me levanté y volví la vista hacia la parte de atrás. Y allí estaba: Paquito, "el saltamontes amiguito". Y yo, indefenso en la noche... su primera víctima. Sus antenas en alto, sus ojos pendientes de mi... inmóvil, pero cortándome la respiración. ¡¡¡Eran como 10 centímetros de bicho!!! (aunque los que me conocen hablan de cierta tendencia a la exageración). Cogí un trapo y me dispuse a atraparlo. Después de idas y venidas, Paquito se había hecho dueño y señor de mi mesa. Con la luz encendida, 2 de mis hermanas se levantaron para reírse con sus buenas carcajadas y caídas al suelo. Mi madre gritaba desde su cama que nos calláramos y nos acostáramos. Después de batallar mis buenos 10 minutos, conseguí atraparlo. Lo solté en el balcón del salón. Todavía puedo sentirlo allí.

Esta mañana mi madre me mandaba del sofá del salón a su cuarto para que siguiera durmiendo (consecuencias de pintar mi cuarto). Poco después un grito desgarrador me despertaba: Paquito había vuelto. Llamó a todos... mis hermanas, mi abuela, los vecinos. Nadie parecía escucharla. Solo yo. Pero para mi, esa batalla estaba ganada. Al igual que ella la noche anterior... me quedé durmiendo. Así que mi madre se dispuso a enfrentarse a nuestra amenaza ella sola. Armada tan solo con un trapo y moviendo la mitad de los muebles del salón, consiguió echar al saltamontes por la misma ventana por la que se deslizó.

A la tercera dicen va la vencida. Pero yo creo que no. Ha cambiado de estrategia. A la hora de comer apareció de nuevo. Esta vez no entró. Se quedó en la barandilla del balcón... donde todos podríamos verlo. El pánico se apoderó de mi madre. Cerró esas ventanas. Las de mi cuarto. Y las del suyo. Nadie se atreve a abrirlas. Sabemos que Paquito esta fuera. En alguna parte.



Y puedo ver su victoria. Puedo oír sus chirridos. Y al forense diciendo que nuestra muerte fue causada por falta de oxigeno.

miércoles, 4 de julio de 2007

Consejos de verano


Ahora es el tiempo...

- De tomar un tinto de verano en una terraza con los amigos.
- De ir todo el día a la playa y dormir... jugar, bañarse y hacer túneles... demostrar quienes sois jugando a las palas... echar unas cartas o simplemente tumbaros (un rato pequeño) al sol.

- De dejar de planear ese viaje... coger una mochila... y hacerlo.

- De dar largos paseos con la "mascota".
- De ir a cualquier concierto cercano, a cualquier fiesta en el pueblo de al lado.

- De ir al cine a comer palomitas y sufrir con el aire acondicionado.
- De recogerte a las tantas...
- De disfrutar de las "vistas".
- De terminar esa "tarea" pendiente de una vez por todas.
- De pasear por la tarde en bicicleta con tu chic@.
- De pintar toda la casa (aunque esta es una opinión en la que disiento de mi madre).
- De ver esa película acompañado.
- De salir de fiesta, improvisar cenas, organizar una noche en la playa con el bañador preparado.
- De tomar helados para cenar, polos para merendar y algo de horchata entre horas.
- De aprender a bailar salsa.
- De conocer a gente nueva.
- Y supongo que siempre es un buen momento... pero ahora es más que necesario reír, reírse mucho.


No cerramos por vacaciones.
Pero por favor... ¡váyanse!.
Hay tantas cosas por hacer...