Hoy, mientras cruzaba la ciudad, he tenido la extraña
sensación de estar rodeado de maletas. Pensándolo fríamente, es normal dadas las
fechas y que me muevo entre andenes y estaciones de autobús. Es como presenciar
una especie de extraño exilio. En esta ciudad, cada día más dormitorio, la
sensación de hogar en Navidad es menos intensa que lo que dicen sus luces, así
que seguimos saliendo a buscar esa ilusión infantil en otros sitios más familiares. Aunque
supongo que es un problema endémico de las metrópolis.
A pesar de todo, entiendo que es la época de hacer maletas y
no tengo ningún reparo en reconocer que yo soy el primero que llegada la fecha
de caducidad, se pone a vaciar el armario buscando lo mejorcito, para
llevármelo conmigo. Por suerte un año más, tengo muchas baldas donde elegir:
He guardado el día 25 de julio. Completito. Y todas y cada
una de las palabras que pude retener en ese precioso recuerdo. Todas y cada
una de las caras de los que estuvieron con nosotros. Me he guardado una
preciosa imagen de una preciosa mujer a la que amo… caminando hacia mí con una
sonrisa tan bonita, que solo puedo suspirar cada vez que la veo… he guardado los ecos
y las ondas de los días cercanos a la fecha… y el murmullo de meses de
preparación…
He metido un diario de viaje que me llevó por la costa
oeste… por valles y montañas, por carreteras eternas y orillas infinitas, que
me traslado por ciudades y lugares con los que hacía tiempo que soñaba
encontrarme… una experiencia doblemente fascinante por la personita que estuvo
a mi lado al volante durante esta aventura…
He incluido un repertorio de carnaval dedicado a mis
queridas "galeras". Porque ellas me hicieron respirar como un gaditano más en su
tierra… como si nunca me hubiera marchado… y me reí y disfruté como un niño
cantando chirigotas y pasacalles…
He reservado un hueco para un discurso de boda compartido
con los amigos donde todos “lo vimos”… y una copla más al anochecer.
He guardado un viaje a Salamanca. Y como de feliz me sentí a
pesar de la debilidad de aquellos días… como se me ensancha el corazón cada vez
que pienso en esos 10 caballeros… y en el sabroso cansancio del viaje de
vuelta.
He precintado todos los amigos que se han quedado conmigo
este año. Y le he hecho hueco a los pocos que se han querido venir a mi vida. Son los momentos más hermosos que guardo... con todo mi amor, se lo agradezco.
He archivado las imágenes de mis caras de asombro ante las
bonitas noticias que me han ido anunciando. Algunas ya llegaron, víctimas de 9
meses de gestación, otras se materializaron tras meses de preparación (más y
más campanas de boda), o de estudio (esas velas por el inglés y el carnet) y
otras se avecinan cargaditas de ilusión.
He incluido un logo nuevo para el Birratour más
multitudinario que recuerdo. Y una pequeña esquina, para albergar un poco de
orgullo por formar parte de algo que crea tan buen rollo.
Me guardo un nuevo Monkey Week. A mis Eramus y sus visitas.
Mis momentos Lego. Una feria más. Las mañanas de domingo. Las películas que no
me duermo. Las jornadas gastronómicas. Las fiestas del pasaje, ya sean
cumpleañeras, de disfraces o para pasar la resaca. Las noches de baile. Las
tardes de Risk. Las cenas con velas. Las llamadas de teléfono. Las mañanas de regalos. Los conciertos
de jazz sin pagar…
He intentado apurar hasta el último resquicio de mi maleta… porque
hay tantas y tantas cosas buenas que guardar en este 2015… que no quiero
dejarme nada fuera… Imaginad lo que me va a costar cerrarla antes de
llegar a la cola de facturación.
Por otro lado, me he comprado ya la del año que viene…
jodido lo del tamaño, porque uno se pone a pensar en todas las cosas que
querría meter, y se te puede ir de las manos… más risas, más sueños, más
cariño, más amigos, más fotos, más vida… siempre soy ambicioso en sueños.
De todos modos, en esta me he dejado un hueco grande. Para
la salud de los míos. Quizá el año pasado no guardé el suficiente espacio, y en
este 2015 lo he pagado con más de un susto. Así que no quiero que me vuelva a
pasar.
Visto lo visto, entiendo el trajín de maletas que me
encuentro por las calles. Si pesan tanto como la mía… pueden darse por
satisfechos.
Por último, he tomado prestada una cita de este año. Una que
quiero llevar presente cada día… en cada momento… para que no haya excusas… y
por eso en vez de en la maleta, le he reservado un hueco en la cartera…
“Es mucho más fácil ser feliz. Mucho más fácil
elegir amar las cosas que tienes, en vez de quejarte siempre por lo que te
estás perdiendo. O lo que sea que imaginas que te estás perdiendo”
(Meryl
Streep en 'Cosas que importan')
No es tan difícil.
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