lunes, 22 de noviembre de 2010

Don Draper

Habría que ser muy estúpido para no darse cuenta de que no dejarás de ver definitivamente por mucho que te tapes con las manos. En algún momento, esos cansados brazos abrirán tus ojos. Y en ese momento miras. Quieras o no, pero miras. Y ya no hay vuelta atrás. La imagen grabada en la retina, de ahí al cerebro, incrustada en tu memoria y destinada a enmudecer o agrandarse en función del caso que de ahora en adelante nuestra falta de sabiduría quiera darle.

Así que cuando aparece algún Don Draper cualquiera y nos planta, no solo delante, sino en el pavimento del camino a casa, que “la vida te va a sonreir si…”, en algún momento le haces caso. Me gusta el mundo de la publicidad, es atractivo desde la ignorancia. Pero supongo que como la mayoría de los estallidos de fanatismo. Las expectativas las desinflas mirando en el interior. Aventura lo llaman algunos. Realidad, los pesimistas. Siempre eligiendo puntos de vista.



La expresión venderse es un concepto divertido teniendo en cuenta que nunca nadie querría comprarnos tal como somos. No compras una televisión carisima para hacerle unos arreglillos caseros. Y raro es el caso que no sea esta nuestra última intención. Aunque bienintencionados y del todo despreocupados. Para experimentar buscas en las tiendas de segunda mano. Pero en la vida real, no queremos colocarnos en ese escaparate ¿verdad?. Así pues, asumimos el dicho y somos correctos. Somos uno mismo. Y pretendemos llevarlo hasta las últimas consecuencias de forma que nos traten igual.

Pues aún así, nos amoldamos indefectiblemente ante la posibilidad de conseguir algo ansiado. Incluso si sabemos que nuestra forma original hará que el día de mañana, nuestra conversación chirríe en cada punto y coma. Pero los seres humanos no siguen patrones, no establecemos conductas definitivas que puedan rastrearse. Somos plastilina en manos de nuestra propia edad. Nosotros jugamos literalmente con nuestra forma de ser. Un día nos gusta, otro no. Me pregunto hasta donde tendrá que ver el trabajo de Don Draper en nuestro perfil.

No hagáis mucho caso a este panfleto. Quién sabe si lo que intentaba era desahogarme o intentar cambiaros.