martes, 14 de octubre de 2008

Paréntesis

"Venga, que no se diga que uno no cuida de su casa ni la limpia de vez en cuando. Lo que pasa es que entre rusos, visitas y milagros varios, tengo la casa sin barrer desde hace años bisiestos!! Para resarcirnos, un clásico... o al menos uno para mi en estos últimos días de tanto "metro". Que ustedes lo disfruten..."

The Zutons - Pressure Point



viernes, 10 de octubre de 2008

Atrapame si puedes

Hay un refrán que dice algo que ahora no consigo recordar pero que es perfecto para momentos así. Y si no dice eso, debería decirlo.

Como casi todos los vendavales en mis viajes, todo parte de una ascensión de poca pendiente. Y ya sabemos como se las gastan las cuestas abajo.

Voy de kedada en kedada, de mis Erasmus a mis compañeros del curro, de los paseos al MSN, de las películas al cine, de las visitas a los nuevos amigos, de mi pasión a nuestro amor... voy del metro a un tren, tan rápido que apenas si veo las paradas entre acorde y acorde.

Puedo nombrar una exposición de fotografía erótica, o una semana cenando perritos calientes, o una tarta de Jack Daniel's en mitad de un (inolvidable) cumpleaños en una furtiva sidrería.
Puedo hablaros de mi piso, de mis hábitos (si queda alguno), de futuros viajes o inesperadas reuniones de trabajo rodeado de rusos. O de los amigos ausentes; a los que me da miedo no estar prestando toda la atención que mis tripas quieren dar.
Puedo intercambiar anécdotas, fotos, sorpresas y planes, y citas, muchas citas. Todo sin quitarme el sombrero.

Pero no puedo.
Hoy que me paro para respirar me doy cuenta de que no puedo.

Uno no esta eternamente en esa cuesta abajo donde la sonrisa la pone la inercia. Esa sonrisa de tonto feliz. Hay capas de preocupación que han quedado detrás. Sé que alguna reaparecerá. Pero eso será si es capaz de pillarme entre estación y estación. De todos modos soy consciente de que llegará el instante en el que todo esto no se viva, sino se recuerde con barriles de melancolía. La chispa en la cuál, uno decide que tiene que frenar.

Espero saber cual será ese momento.
Espero sentirlo de forma natural.
Espero no pasármelo y que aquel imborrable "Entonces dime que pare" no tenga nunca que llegar.

Pero hasta entonces, me quedo volando gratis.
Siempre disponible... pero en las nubes.



viernes, 3 de octubre de 2008

Haciendo hueco para más


Es difícil forzar la memoria.

Ella es caprichosa como un niño frente a un escaparate.


Yo tengo una pequeñita que se enfada de vez en cuando. Y me cierra la ventana cuando más aire fresco necesito.
Sin embargo, los días que me permite entrar... es como el más barato de los billetes de avión. Y allí esta todo lo que alguna vez me ha hecho feliz.

También esta decorado por malos recuerdos, pero siempre en las baldas más altas de las estanterías, para ser los primeros en caer.

A veces me creo expectativas en ella. Y la vida se encarga de entretenernos para no llegar a tocarlas. Intactas. Y el salón queda entonces lleno de cajones vacíos que había reservado.
Pero eso la memoria no lo sabe, y lo guarda todo como testaruda que es. Y al llevarse mal con el corazón... que más le da uno que otro... todo es válido para ella.

Tengo recuerdos que son cuadros en la pared. Y es fácil que a menudo me encuentre parado mirándolos. Otros son la caja de zapatos que se esconde bajo el sofá. Y acumulan polvo y polvo.


Hoy, estrictamente, oficiaré 26 años (aunque sean algunos menos) decorando mi memoria. Esculpiendo cada una de sus paredes. Y lo bueno es que nunca he podido, ni sabido ni querido hacerlo solo.


Hoy ni siquiera tengo expectativas. No necesito huecos. Sé que la fiesta llenará cada rincón con cada una de sus caras.


Nunca me lo había dicho antes. Y no veo porque debe resultar extraño. Nadie lo desea más que yo.

¡Feliz cumpleaños, Argan!